OFICIOS QUE VUELVEN

Cuando éramos niños los que ahora pasamos los 50 o 60, solíamos escuchar el agudo sonido de una armónica y gritábamos, “viene el afilador”, y ahí nomás salían las madres, tías, abuelas y vecinas con los deteriorados cuchillos de cocina para ver si le podían recuperar el filo. Claro, la materia prima de las hojas de esos cuchillos no siempre era de la mejor calidad y aunque así lo fuera, había que restaurarla cada tanto. Más aún cuando era manipulada con múltiples fines.. No solo se solían desafilar sino que se marcaban los filos.
Pero claro, pasó el tiempo y aparecieron los cuchillos con serrucho, muy prácticos para algunos fines, como ser cortar el pan, pero poco útiles para el asador y los buenos cocineros y cocineras-
Con la desaparición del afilador callejero, el de la armónica y bicicleta, hubo que empezar a llevar los cuchillos a los buenos afiladores de piedra y munirse de una chaira para levantarle filo cada tanto.
Años sin escuchar el sonido agudo de la armónica por los barrios. Pero hace un par de años , mi nieto de seis me alertó sobre esa melodía aguda y al instante vino la pregunta, “qué hace ese hombre, abuelo?”. Y mi respuesta no solo fue descriptiva sino optimista y pensé ,“volvió el afilador a los barrios”.
Y así fue, Matías Argañaráz recorre con su bici y su armónica los barrios casarenses ofreciendo su noble servicio “a domicilio”.
Vuelve un oficio que creíamos perdido y no solo es valioso en sí mismo sino que, sin intención de anclarnos en el pasado, nos trae hermosos recuerdos de la niñez.
Como podemos ver en la fotografía, éste joven reflotó un oficio olvidado.
Fotos Fogonazo Méndez
