ALBERTO FERNÁNDEZ
Un maestro, un estadista o ambas cosas.

Con la claridad de quién tiene un acabado concepto pedagógico, amplio conocimiento del tema y la visión de un estadista, el presidente Alberto Fernández se dirigió a millones de argentinos que esperaban escuchar su palabra, y puntero en mano analizando con precisión cada uno de los cuadros que se presentaban en una pantalla, explicó el porqué de la crucial resolución que su gobierno se disponía a tomar, la extensión de la cuarentena. Seguramente su experiencia como docente universitario y operador político de primer nivel, lo ayudaron a que su alocución fuera equilibrada, su tono conciliador, sin adjetivos altisonantes, pero sí con la firmeza de quién asume una responsabilidad absoluta, no sin antes haber contado con el asesoramiento de expertos científicos, que con el fundamento del visible éxito de su lucha contra la pandemia, estiman que la extensión de la cuarentena es la única vía que puede preservar la vida de los argentinos. «El virus no nos busca a nosotros, nosotros al salir buscamos al virus» dijo. Tras la explicación en los distintos cuadros y la demostración que vamos por el buen camino, aclarando en todo momento que la batalla no está ganada ni mucho menos, que de nosotros depende que los resultados nos sigan favoreciendo.
Luego el presidente se sentó nuevamente a la mesa, hizo algunas reflexiones y abrió la conferencia de prensa atendiendo a cada uno de los periodistas presentes de los medios más importantes del país. En su mayoría debió contestar preguntas de tenor económico a las que respondió con seguridad, dejando sentado que el Estado estará omnipresente para prestar ayuda a todas las actividades golpeadas por el cese forzado que impone la cuarentena.
Dejó Fernández en sus gobernados la sensación de tranquilidad que experimenta quien confía que quien dirige el país está dotado de las virtudes de un capitán de tormentas con capacidades para llevarnos a buen puerto.
