“El cura Gabriel Ghilardini vulneró mi confianza y abusó de mí”
Eugenia Castagnaro, una joven de 32 años, denunció por abuso sexual agravado consumado a Gabriel Ghilardini, cura de Florentino Ameghino que actualmente sigue en contacto con menores de edad.
Luego de cargar 20 años con el secreto, Eugenia Castagnaro decidió contar los abusos que vivió cuando tenía apenas doce años. El 6 de abril del corriente, realizó la denuncia judicial (IPP-18-03-000427-20/00) en la Unidad Funcional de Instrucción Nº 3 de violencia familiar, a cargo de Eleonora Day Arenas. En diálogo con Vale Nueve de Julio, Eugenia recordó que los abusos los sufrió mientras asistía a las clases de catecismo en Capilla del Señor, espacio en el que conoció al cura Gabriel Ghilardini, quien entonces tenía 40 años: “Me había mudado al pueblo, era muy tímida y no conocía a nadie. En mi casa se vivía un ámbito de violencia y él siempre se mostró muy cercano a los chicos, no solamente conmigo, entonces me generó confianza para contarle lo que vivía en casa y los problemas que tenía con mi familia”. Entre lágrimas recordó que Ghilardini “me regalaba golosinas y siempre era muy amable, me acuerdo que para mi cumpleaños me regaló un librito blanco que tenían oraciones para los santos y hasta me lo dedicó”. Además detalló que “iba al colegio que estaba muy cerca de la Iglesia, cuando salía tocaba timbre y él me atendía y me hacía pasar a la oficina, era mi lugar de desahogo donde él me escuchaba”. Los abusos comenzaron cuando un día “me pidió permiso para abrazarme y al hacerlo me tocó los pechos por debajo de la remera; me quedé petrificada, me alejé, pero él me abrazó de nuevo y me besó en la boca”. Luego del primer episodio Eugenia, quien era una niña, volvió a la oficina de la Parroquia: “Era el único lugar que yo tenía para escapar de las situaciones de violencia en mi casa, me desarma que me pregunten por qué volvía, no lo sé responder, aún no sé responder eso, tenía miedo de tener la culpa, o de lo que fueran a pensar. Cuando volvía, a veces se aprovechaba de mí y a veces no, un día decidí no ir más porque me sentía mal con lo que estaba pasando, además me asusté porque me invitó a pasar a su casa. Hoy me doy cuenta que nunca generé ni hice nada para que me pasara eso”. Actualmente Gabriel Ghilardini está en la Parroquia de Ameghino en la Diócesis de Nueve de Julio, y si bien el obispado comunicó que “fue apartado” a raíz de la denuncia, sigue en contacto con menores. Eugenia, también conocida como Coqui, afirmó que quiere justicia y que “no le interesa si sigue dando misa o no”, sino que “tiene que dejar de estar con niños, no los tiene que tocar. No es justo que siga con su vida normal y que haya chicos que estén sufriendo como sufrí yo”. A Además explicó los motivos que la llevaron a elegir el camino de la justicia: “Me cansé de esconderme, yo no provoqué todo lo que pasó y no hice nada malo”. Coqui forma parte de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina, y desde ese espacio, encontró contención y fuerzas para seguir adelante. En ese sentido dijo que “hacer la denuncia te alivia un montón, poder sacar todo eso de adentro ayuda muchísimo. Es el primer paso para sacarse todas las inseguridades, en mi caso me costó muchos años lograr que un hombre me abrace y me sintiera bien; también me cuesta que me hagan regalos, me siento incómoda porque siento que tengo que dar algo a cambio o que es por algo. Ahora me doy cuenta que eso me pasa porque me recuerda a cuando él me regalaba golosinas para ganarse mi confianza”.
UN ESPACIO PARA HABLAR
En diálogo con Vale Nueve de Julio, Liliana Rodríguez, psicóloga de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina – que posee una página de Facebook para contactarse en cualquier momento-, afirmó que “hay otras víctimas de este cura que están haciendo su proceso y aún no hicieron la denuncia”. Además ratificó: “Sabemos que hay más porque podemos afirmar que quien abusa una vez lo vuelve a repetir”. Por otra parte, explicó que “los abusos no necesariamente incluyen una actitud agresiva, en este caso, las caricias, los tocamientos, los besos también fueron un abuso porque confundieron a Coqui, vulneraron su confianza, avasallaron su intimidad, su cuerpo y su subjetividad”. Además dejó en claro que “nunca hay consentimiento cuando hay diferencia de Poder, mucho más en este caso por el poder que da la embestidura de sacerdote. No importa la edad que tenga la víctima, lo importante en este tipo de abusos es la diferencia de poder”. Vale remarcar que para formar parte de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina no hace falta haber radicado la denuncia formal en la justicia, ya que el objetivo es visibilizar los hechos, acompañar emocionalmente a las víctimas a través de sus pares y asesorar legalmente cuando así los dispongan. Al día de hoy, más de 150 personas sobrevivientes de abuso sexual eclesiástico en el país participan y forman parte de la Red. Al respecto, Rodríguez recalcó: “En la Red los y las estamos esperando, sabemos lo difícil que es poner en palabras las situaciones traumáticas que vivieron. Pueden comunicarse por cualquier inquietud o duda a la página de Facebook ‘Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina’”
F: El Tiempo (9 de Julio)
Comunicado del Obispo de Nueve de Julio
“Ante las informaciones periodísticas de una denuncia que recae sobre un sacerdote que desempeña su ministerio en esta diócesis se comunica lo siguiente: El día 7 de abril de 2020 se tomó conocimiento de la denuncia contra el Pbro. Gabriel María Ghilardini a través de las redes sociales. Inmediatamente se procedió a labrar un Acta de la misma y se le solicitó al sacerdote que se presentara personalmente en la Curia de Nueve de Julio. El 16 de abril se tomó como medida cautelar separarlo del cargo de Administrador Parroquial y se le prohibió el ejercicio público del ministerio. Se comunicó a todos los vecinos de Ameghino, a través de la misa que se celebra por el facebook parroquial, que dada la denuncia y hasta que se esclareciera la cuestión, asumiría la conducción de la parroquia otro sacerdote. Ese mismo día comenzó inmediatamente el proceso canónico de investigación preliminar a través de un Decreto Ep. 011/2020. Asimismo se le pidió al acusado que se ponga a disposición de la justicia secular, cosa que hizo efectivamente el 17 de abril enviando una nota a la UFI 3 de Campana a la Agente Fiscal Dra. Eleonora Day Arenas, a través de un correo electrónico, aún antes de haber recibido notificación alguna de la misma. Pese a los impedimentos propios del aislamiento de la cuarentena el proceso canónico de investigación preliminar está ya avanzado, se procuró tomar contacto con la denunciante, se pidieron informes a las diócesis donde se desempeñó con anterioridad y se recogieron diversos testimonios tanto en Capilla del Señor como en Ameghino. Se espera el avance de la causa tanto en el ámbito secular como canónico poniendo todos los medios disponibles para el avance de la justicia.” La Iglesia frente a las denuncias por abusos en los últimos años, la Iglesia reconoció explícitamente la existencia de abusos en su interior y dio muestras claras de tener una decisión firme en pos de una mayor transparencia y purificación. Ya Juan Pablo II puso luz sobre el tema mediante el motu proprio “Sacramentorum sanctitatis tutela” del 30 de abril de 2001, documento disciplinar que establece normas concretas de cómo proceder en caso de delitos graves de este tipo. También Benedicto XVI reconoció públicamente la necesidad de actuar con firmeza y transparencia frente a las denuncias por abusos en la Iglesia. Desde que asumió su Pontificado en el 2013, el Papa Francisco dio un mayor impulso al tema del tratamiento de los abusos en la Iglesia. En febrero de 2019 convocó a un Encuentro en Roma sobre “La protección de los menores en la Iglesia”. De este encuentro surgieron tres documentos que vieron la luz el 26 de marzo del mismo año: Un Motu proprio del Papa sobre la protección de los menores y las personas vulnerables para fortalecer la lucha contra los abusos; una nueva ley en el estado de la Ciudad del Vaticano; y unas líneas guías para el vicariato de la Ciudad del Vaticano. El 9 de mayo de 2019 el Papa Francisco también presentó el Motu Proprio “Vos estis lux mundi” que concreta las normas que tiene que seguir la Iglesia católica respecto a los abusos sexuales de sacerdotes o miembros de institutos de vida consagrada. A su vez crea una mesa jurídica para acompañar y ayudar a los dicasterios en la aplicación del documento. El 17 de diciembre del mismo año, el Papa Francisco, a través del “Rescriptum ex Audientia SS.mi” promulgó la Instrucción sobre la confidencialidad de las causas e introdujo algunos cambios en la “Normae de gravioribus delictis”. En línea con el pedido del papa Francisco acerca de “erradicar de la Iglesia el flagelo del abuso sexual de menores”, en el año 2015 la Conferencia Episcopal Argentina difundió un protocolo interno para orientar a los obispos sobre cómo actuar en los casos de denuncias a clérigos, en sus respectivas jurisdicciones. El documento, un manual de conducta que hace recomendaciones a los sacerdotes, fue pensado por docentes de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina (UCA) y especialistas en derecho penal y civil y en psicología, que fue enviado previamente al Vaticano para su aprobación. En el documento se señala que las víctimas presuntas o comprobadas de abusos sexuales y sus familias han de ser recibidas y escuchadas personalmente -y con caridad pastoral- por los obispos y superiores mayores de institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica. En cuanto a la manera de tratar a los sacerdotes que sean denunciados se establece que si un clérigo es acusado de abusos sexuales, el ordinario velará para asegurar que sea tratado con prudencia y caridad fraterna, siguiendo la normativa canónica y secular, y respetando tanto sus derechos como el derecho de todos y el bien común de la Iglesia. Ante las denuncias, en todos los casos, permanece firme el principio según el cual el clérigo acusado o denunciado goza de la presunción de inocencia, mientras no haya sido condenado con sentencia firme, sin perjuicio de las facultades del ordinario de limitar de modo cautelar el ejercicio del ministerio, en espera de que las acusaciones sean comprobadas o desestimadas mediante el oportuno procedimiento.
F: El Tiempo (9 de Julio)