LA PRUDENCIA Y EL TEMOR LE GANAN A LA ANSIEDAD
La ansiedad es prima hermana de la preocupación, de la angustia , puede serlo del hastío y el hartazgo. La cuarentena, multiplicada por cuatro a la que se han visto y se ven expuestos los argentinos, genera todo tipo de estados y la ansiedad es uno de ellos. Sin embargo la prudencia y el temor suelen ganarle como en el caso que nos desvela que es el coronavirus.
Para situarnos en el escenario de Casares, podemos ver que aún con libertades considerables, “permisos” recreativos y luz verde para realizar actividades que añorábamos, la mayoría está muy cauto, salen con cierto temor, se reúnen mucho menos que antes, y no han abandonado las recomendaciones capitales para prevenir los efectos de la pandemia. El bicho maldito como lo llamamos está presente aún sin estarlo y maneja los comportamientos aún en aquellos que presumen de alguna rebeldía y realizan actos “prohibidos”, conscientes que juegan a una especie de ruleta rusa. Incluso en el seno de los hogares donde seguramente existen visiones distintas se discuten los comportamientos y el miedo está siempre presente. No salgo porque tengo miedo, o salgo porque tengo poco miedo. El miedo siempre está, se lo desafía de a poco, actuando con prudencia, sabiendo que al abrir la puerta de casa estamos desafiando al bicho maldito.
Se sabe que hay gente que no da más, que ve desmoronarse sus comercios y empresas y que si bien la supervivencia tiene dos caras, la de esconderse para preservar su vida, y la de traspasar la puerta para salvar sus bienes, terminamos como al comienzo, enfrentando a la salud con la economía, y ese es el drama que nos aqueja.
La plaza San Martín el fin de semana estaba vacía.
Los domingueros hicieron paro. Menos gente en todos lados. Se cumplen los protocolos básicos.
Los que calman la ansiedad retornando a sus actividades lo hacen con prudencia y un poco espantados porque los números de contagios y muertes se han elevado.
¿Y si me toca a mi?. Mejor que no, en lo posible quédate adentro.