Primavera sin estudiantes no es primavera
Falta el jolgorio, la juventud encendida, la semana del estudiante y el dolor de cabeza de profesores y dirigentes educativos, al igual que a autoridades entregados a la tarea de supervisar el festejo de los chicos y evitar desmanes y comportamientos fuera de lugar que desvirtúen esa celebración.
Por lo general ha salido todo bien, los chicos han tenido buenos comportamientos y por una semana ellos fueron los dueños del día y de la noche. El pic-nic fue infaltable, las reuniones en la plaza y en el predio de San Cayetano también, mientras por las noches organizaban fiestas con varias temáticas, derrochando alegría y diversión hasta quedar rendidos.
Pero un virus asesino que a duras penas se ve en un microscopio arruinó todo, privando al estudiantado de los festejos de su día y la llegada de la primavera. De igual manera los vecinos salieron a la calle, ocuparon los lugares de esparcimiento, pero no pudieron evitar pensar que cerca o entre ellos anidaba el Covid -19.
Sin duda alguna esta situación se inscribirá en la historia como una pandemia que mató a mas gente que una guerra, aunque sin ruidos, sin tácticas, tampoco estrategias, silenciosamente, dejando su saldo de víctimas fatales ante un pueblo sin armas para combatirlo, salvo el esconderse y rogar que no golpee nuestra puerta.
Mientras nazcan flores habrá primavera, dice un refrán, pero primavera sin estudiantes no es primavera.