El científico que a partir de seguir arañas terminó haciendo un programa que rastrea al coronavirus y al Hombre Dragón
Es el investigador del Conicet Pablo Goloboff, hijo del casarense Leonardo Goloboff y a su vez nieto del recordado vecino Carlos Goloboff, que fuera propietario de “Casa Goloboff”, un comercio de ropa masculina y de Sara Hojtman. Desarrolló un programa informático que permite analizar la evolución de los seres vivos. La plataforma se baja gratis de la web y ya lo han usado para hacer más de 7.000 trabajos, entre ellos uno reciente sobre el COVID-19 en los Estados Unidos y otro en China
Infobae.-El investigador superior del Conicet Pablo Goloboff, hijo de Leonardo Goloboff y nieto de Carlos Goloboff, ambos casarenses desarrolló un programa de computación que ahora se usó para rastrear la evolución del coronavirus en el Laboratorio Nacional Los Alamos de Estados Unidos/Conicet
Pablo Goloboff era un adolescente que buscaba bichos en la inmensa ciudad de Buenos Aires y empezó a preguntarse qué parentesco tenían entre sí. Fue un día en los años setenta al ahora ANLIS/Instituto Malbrán y más adelante se presentó en el Museo Argentina de Ciencias Naturales y dijo que quería saber más sobre las arañas. Una investigadora lo escuchó y le empezó a pasar libros y revistas, y él se entusiasmó tanto que decidió pasar a estudiar de noche en un colegio secundario. De día su pasión eran las arañas y a los 18 años publicó solo su primer estudio científico.
El científico ahora tiene 58 años y es investigador del Conicet en la provincia de Tucumán. Desde su seguimiento de la vida de insectos como las arañas pasó a preguntarse por las relaciones de parentesco de todos los seres vivos y desarrolló un programa de computación que ya fue utilizado para hacer más de 7.000 estudios en el mundo. Tiene múltiples aplicaciones: lo usaron desde científicos del Laboratorio Nacional de Los Álamos de los Estados Unidos para desentrañar la evolución del coronavirus que produjo la pandemia, hasta los investigadores de China que publicaron el hallazgo del Hombre Dragón la semana pasada en la revista The Innovation.
El programa de computación hoy se puede bajar gratis desde Internet. Permite construir árboles filogenéticos a partir de grandes matrices de datos de forma muy rápida. Fue realizado principalmente por Goloboff con la colaboración de dos científicos de Estados Unidos y Suecia a partir de 1998, y aún le sigue haciendo actualizaciones.
El trabajo en el que participó el doctor Goloboff con científicos de Estados Unidos demuestra las semejanzas y diferencias en patrones de evolución del coronavirus y del VIH. También trata sobre cómo afectan las distintas maneras en que los virus se propagan y qué consecuencias pueden tener estos patrones evolutivos para el desarrollo de vacunas e inmunizaciones/Conicet
“Desde hace más de 30 años investigo las relaciones genealógicas entre los seres vivos. El programa de computación permite manejar una enorme cantidad de datos y árboles relacionados con la evolución de las especies”, contó a Infobae, el doctor Goloboff, quien trabaja como investigador superior en la Unidad Ejecutora Lillo del Conicet y la Fundación Miguel Lillo. Como todo programa de computación, también evoluciona.
“Surgen nuevos desafíos y voy haciendo actualizaciones del programa. A veces me cuesta dormir si hay algún problema, y me surgen nuevas ideas. Me levanto para anotar la idea en un papel para no olvidarme. El último agregado grande en el programa fue hace 3 meses”, contó el investigador.
Goloboff, nacido en Buenos Aires, recuerda que su pasión por la biología fue alentada por la investigadora María Elena Galiano, una especialista en arañas que trabajaba en el Museo Argentino de Ciencias Naturales.
“Fui al Museo a los 16 años, y Galiano me prestó libros para leer en el Museo. Aprendí francés para entender esos libros gordos. Faltaba al colegio y me la pasaba en el Museo. Hasta que un día ella vio que mi interés era constante y me dejó pasar a ver bichos con lupas en los laboratorios del Museo. Para ese entonces, ya había construido unas lupas en mi casa para ver insectos”. Como resultado de tanto estudio, terminó siendo autor de un paper científico a sus 18 años.
Empezó a leer sobre la formación y el desarrollo evolutivo -es decir, sobre filogenia- mientras estaba en el servicio militar. Después, estudió biología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires en 1983. Hizo el doctorado en la Universidad de Cornell y allí sintió que su deseo era saber más sobre filogenia y los métodos para rastrear las relaciones de parentesco entre las especies, más allá de las arañas.