Innumerables han sido los artículos y las notas periodísticas sobre los accidentes protagonizados por conductores de motos. No obstante, los mismos continúan y la irresponsabilidad de muchos de los involucrados demuestra que este tema es una deuda importante que tiene la sociedad.
Y decimos que es la sociedad, porque si bien son los organismos de control de tránsito los que se visibilizan y cuestionan, es la comunidad la que no se involucra lo suficiente como para terminar con este problema. Seguimos viendo a padres irresponsables llevando como escudos a sus niños en las motos; tres, cuatro y hasta cinco integrantes de un grupo familiar en el mismo ciclomotor. Los cascos, en la mayoría de los casos no existen, y la desa-prensión de muchos jóvenes, que violan todas las medidas de seguridad es moneda corriente, arriesgando no solo su propia vida sino las de los demás.
Lamentablemente, y por más que les incomode a muchos y a veces no sea “políticamente correcto”, es necesario tomar medidas drásticas al respecto, quizás más de las que se han tomado, que si bien pueden haber disminuido los casos coyunturalmente, no han logrado erradicar el problema.
En una ciudad como la nuestra, cabecera de un partido que ha logrado tantos progresos en la obra pública en los últimos diez años (asfalto, mejorado, cloacas, accesos, rotondas, infraestructura hospitalaria, etc), el problema de las motos es quizás una asignatura pendiente, aún a sabiendas del excelente y múltiple trabajo que viene realizando la Guardia Urbana.
Sabemos que Casares ha logrado una transformación inimaginable hace unos años atrás, a tal punto que la han convertido en una ciudad ejemplar en el oeste de la provincia de Buenos Aires, pero siempre quedan cuestiones por resolver, y el tema de las motos es uno de ellos