VIVIR CON MIEDO
No hay felicidad completa. A la pandemia nos referimos. Cuando todo parecía sonreírnos, sin contagios, sin muertes, nuestros vecinos de Pehuajó se ven sorprendidos por la aparición de una veintena de contagios en un colegio privado sin que puedan determinar fehacientemente cual es su origen. Nuestro intercambio comercial, social y vecinal con Pehuajó marca una zona de riesgo que no podemos pasar por alto, ya que un solo caso que nos sorprenda pueda dar lugar a una catarata de contagios y desaparece ese lugar de confort que estábamos disfrutando. ¿Qué hacer?, tener cuidado esencialmente, mantener todas las previsiones posibles a fin de evitar contagios, porque una vez que estos se producen, se ignora cual será su repercusión. El trabajo de nuestro departamento de salud ha sido impecable, lo mismo la vacunación que fue más exitosa de lo esperado. Eso ha posibilitado que en las últimas semanas la frecuencia de contagios ha sido CERO, al igual que las muertes. De pronto los casarenses comenzamos a vivir sin miedo, en la creencia que la pandemia ya pasó, que fue una maldita peste que amargó nuestras vidas. Extrememos los cuidados para que continuemos viviendo así, el miedo paraliza.