TODO MAL, HASTA LA NATURALEZA SE SUMA…
No será la primera ni la última vez que una sequía complique a la producción agropecuaria, pero una sequía como la que hoy afecta al campo hace decenas de años que no se ve. Es lastimoso el estado de los sembrados y la pobreza de las cosechas. No solo los productores son las víctimas de este castigo de la naturaleza, sino el país mismo cuya situación económica se verá reducida en miles de millones que contaba para pagar sus deudas en el exterior. Vimos al presidente Fernández en los EE.UU planteándole al presidente Biden el drama de la sequía y pidiéndole ayuda con el FMI.
Y si tenemos en cuenta los vaivenes de la economía, las altas tasas de inflación y el descontrol de los precios, todo parece haberse conjurado para que vayamos de mal en peor.
Afortunadamente, salvo precios, inflación y sequía, nuestro pueblo parece soportar esos males y al menos lo que se ve y percibe es que a nivel municipal las cosas funcionan, hay mucha obra pública, en salud más no se puede pedir, también en educación, asfalto y en todo aquello que mueve el aparato municipal. Se observan los lugares de esparcimiento colmados de gente, los comercios y las actividades independientes están funcionando y si bien el campo está pasando por un mal momento, aún no se visualizan las consecuencias, salvo la caída del crecimiento del parque automotor.
No podemos conformarnos con el “microclima” local, el país está en terapia intensiva y debe encontrar el camino para sortear estos tiempos de fallida economía, cuyos números marcan récords que nos avergüenzan.