PARA QUE IR A “LA SALADA” SI LA TENEMOS EN CASA
Aquel que quiera vivir en el reino de la elegancia, pituquear como antes se decía, no puede ignorar a las primeras marcas, sea Adidas, Nike, Lacoste, Polo, Cacharel, Chanel, Dior, Cartier, Zara, Rolex, Ray ban y tantas otras, que inclusive colocan su sello a la vista para que nadie dude que quien la luce tiene buen gusto. Los precios, como es de imaginar van acorde con el prestigio de la marca y no cualquiera las puede comprar. Sin embargo puede observarse que son muchísimos inclusive mujeres, los que lucen esas marcas. Y es allí donde surge la palabra “trucho” para referirse a aquellos que fabrican falsa ropa de marca y la distribuyen en el comercio a precios infinitamente menor que las legítimas.
Casares, lo hemos dicho mil veces, no es una isla, existe un comercio que vende ropa de marcas legítimas y otro comercio que tiene las mismas marcas, llámense truchas, con logo y todo, muy baratas a comparación de las otras. Y aquí surge una controversia entre los que defienden a las verdaderas primeras marcas y los que justifican a las truchas porque pueden comprarlas. Tiempo atrás eran muchos los comerciantes casarenses que se surtían en “La Salada”, viajando a Buenos Aires incluso en combis que los llevaban a la famosa feria, los esperaban y traían de regreso. Lo mismo ocurre con los relojes y tantos otros artículos que se venden hasta en la calle, sin garantía alguna.
Hoy en día en nuestra ciudad se pueden usar prendas de primeras marcas que tanto el comerciante como el que compra saben que son truchas, meras falsificaciones, en algunos casos muy buenas que suelen engañar al más pintado. ¿Está bien?, no, está mal, podría decirse que es un delito que perjudica a aquel que comercializa marcas legítimas y pierde de vender porque a la vuelta de su comercio hay quién vende falsificaciones de las marcas líderes a precios regalados. Todo un tema.