Imágenes que ya creímos del pasado pero que evidentemente aún teníamos frescas en nuestras retinas, se repitieron ante las intensas lluvias que superaron los 200 mm., acompañadas de fuertes vientos que arrancaron ramas, voltearon algunas plantas y postes, causando pánico en aquellos pobladores de zonas marginales, que se imaginaban lo que alguna vez ya pasaron: el agua entrando en sus casas y ellos tratando de salvar lo que podían salvar, y lo que es peor depender de la solidaridad de amigos o la atención de las autoridades para procurarles techo y abrigo. Una película que ya vimos y que faltó poco para que se produzca. Solo unos pocos autoevacuados y la colaboración de bomberos (ver crónica aparte) para ir solucionando los problemas que se presentaron, que por suerte no fueron todo lo dramático que pudo haberse pensado.
Eso sí, el agua inundó gran cantidad de calles de tierra en los sectores de mayor riesgo, convirtiéndolas en verdaderos ríos. Los desagües colapsaron, salían altos chorros de agua de las bocas de tormenta, incluso en calles céntricas, tal el caso de la Avda. Maya, también Galcerán, en las que el agua llegaba hasta los cordones de las veredas. También quedó demostrado con estas lluvias torrenciales que la obra de la Avda. San Martín es causante de la inundación de las calles Lamadrid y Brandsen, como así también el estancamiento de agua en la San Martín, en los sectores entre los ensanches de la vereda. El agua no corre, los desagües no abastecen, dejando al descubierto gruesos errores de esa obra que debieron haber sido previstos por quienes la diseñaron.
LIMPIEZA DE DESAGÜES Y DRAGADO DEL MERCANTE
El canal Mercante tampoco dio abasto, se desbordó y las autoridades municipales debieron articular soluciones de emergencia para que el agua no inunde sectores rurales y amenace el casco urbano. Lo mismo ocurrió con los desagües que colapsaron, ya se sabe que la desaprensión de los vecinos es principal causante de su taponamiento. Tiran todo lo imaginable e inimaginable, hasta heladeras y colchones en las zanjas, lo que impone una periódica limpieza para evitar situaciones como la ocurrida. Y de la misma manera debe tratarse el tema del Canal Mercante aunque no ya a nivel municipal, sino provincial, dado que su dragado y limpieza requiere importantes inversiones. Se hizo, fue una gran obra pero así quedó, nunca una limpieza, tampoco un dragado, con las consecuencias que están a la vista. La improvisación, la desidia, el abandono, «virtudes» de los gobernantes que luego traen consecuencias impredecibles.