Ayer en horas de la mañana se presentó en nuestra redacción el vecino Horacio Giunta, propietario del pool, café y panchería GELATTO MASTER, de Avda. San Martín 243, local donde se produjera la discusión y pelea entre Juan Ariel Delgado e Iván Mancuso, Jonathan Jaime y Gastón Cequeira, de la que resultara Delgado con serios golpes, y falleciera días después en Junín.
Giunta vino acompañado de su mujer, quien se encontraba al frente del local cuando ocurrió la pelea. Y al respecto nos dicen:
LO QUE DICE EL PROPIETARIO DEL LOCAL Y SU SEÑORA
«Nosotros venimos por un lado porque se comentó por allí que el local no estaba habilitado. Traemos para demostrar que no es así, la habilitación municipal y la licencia extendida por REBA para poder comercializar alcohol. Por otro lado queremos aclarar que estamos muy dolidos con lo que pasó, comprendemos a la familia, los acompañamos en su pesar, pero nosotros no somos asesinos. Por eso nos hizo sentir muy mal que nos hayan pintado las persianas del local y el frente de nuestro domicilio con la inscripción ASESINOS».
Giunta por su parte dijo que acepta la responsabilidad que le puede caber por ser dueño del local, pero que ni él ni su mujer tuvieron nada que ver, que todo fue muy sorpresivo ya que Delgado no se encontraba en el interior, según dice la señora, que estima que Delgado ingresó cuando ella fue a la cocina a hacer una hamburguesa, y que no alcanzó a ver nada.
«Yo me puse a disposición de la familia, los acompañé en la comisaría, facilité toda la investigación, mi señora relató lo que vio, jamás pusimos trabas a nada. Por eso no me explico lo de la pintada. Se que están muy mal».
NO VAN A ABRIR MÁS DE NOCHE
«Es más -prosiguió Giunta- estamos pensado con mi mujer en cambiar la modalidad del negocio, no abrir más de noche, buscar otra manera de explotación, cada vez se complica más tener abierto de madrugada. Por el momento lo tenemos cerrado, más adelante veremos que hacer. Esto que ocurrió nos ha dejado desanimados. Pero reitero, no somos asesinos, lo sentimos mucho y comprendemos la angustia e impotencia de la familia de Delgado».