Cuando escuchamos por radio y televisión, también leemos en medios escritos las declaraciones de uno y otro lado referidas al paro docente que se realizó el jueves y viernes ppdo., convocado por cuestiones salariales y otras, no podemos menos que relativizar este tipo de medidas como así también las altisonantes declaraciones de ambas partes, para detenernos en un tema que no hace a la cuestión material, sino a la esencia misma de la sagrada misión de educar, que es la vocación.
El accidente ocurrido el día miércoles a profesores de la escuela secundaria Ordoqui-Hortensia, en el que pudieron perder la vida, y en rigor uno de sus protagonistas se encuentra en estado delicado, muestra con toda claridad la fuerte vocación que anima a los docentes en el ejercicio de su profesión, los que desafiando el peligro que significa llegar por caminos imposibles de transitar hasta sus lugares de trabajo, invirtiendo en ello largas horas y costosos medios propios, demuestran que por sobre sus necesidades materiales, prima ese fuego sagrado que los lleva a cumplir con su encomiable tarea, desafiando todas las circunstancias adversas.
Seguramente como el de los maestros y profesores casarenses habrá cientos, miles de ejemplos que no son considerados cuando se hace una evaluación mezquina de una medida de fuerza, o cuando se pretende reivindicar una profesión desde lo material, sin resaltar estos verdaderos ejemplos que la hacen digna, valiosa y respetada.
Cuando una funcionaria habla de un «paro turís-tico», asume una postura política y antojadiza. Lo mismo que los planteos de los burócratas sindicales, que solo hablan del bolsillo y poco y nada de la educación.
Hoy un profesor que puso su capital y arriesgó su vida en los caminos inundados para dar clase a sus alumnos, está de paro forzoso, y ni de él ni de tantos otros se habla en los reclamos gremiales que escuchamos. No se ha oído una sola palabra desde el ámbito gremial nacional que reclame los medios y ayuda necesaria para que los alumnos de las zonas afectadas no pierdan un solo día de clase.
Tal vez no haga falta reivindicar el valor de la docencia a la luz de estos hechos lamentables, pero si dejar constancia que si hay profesiones nobles la docencia lo es, esté bien o mal paga, porque si no existe la vocación, un bolsillo lleno o una conquista gremial de poco servirán a sus loables fines.