Días pasados comentamos no sin cierta extrañeza, que unas tres mil personas o más se habían congregado en la localidad de Smith, para inaugurar un santuario del Gauchito Gil. Todas personas creyentes y devotas del mítico personaje Correntino, cuyos santuarios se repiten por miles en todas las rutas y pueblos del país. Los vecinos de Smith, ha quedado demostrado, son creyentes y devotos del Gauchito, por lo que decidieron hacerle ese importante santuario al que van diariamente a rezarle una plegaria y a pedirle gracias para los suyos y para sí mismos.
TIENE DOS IGLESIAS EVANGÉLICAS
Pero además los vecinos de Smith concurren asiduamente a los oficios religiosos de dos iglesias evangélicas, una de ellas filial de El Faro, que como lo dijo su pastor en nuestra ciudad Samuel Pazsco, está construyendo un espacioso e importante edificio con capacidad para unas 150 personas. Consultado un vecino de la localidad, este nos decía que en ambas iglesias realizan oficios con cierta frecuencia, y todos muy concurridos.
LA IGLESIA CRISTIANA SÓLO DA MISA UNA VEZ POR MES
El vecino informante, que es católico, nos decía que aún así la iglesia católica es la que con más fieles cuenta, pero lamentablemente solo se da allí una misa por mes y no se percibe en la localidad actividad pastoral alguna. «En cambio -agregaba- las otras iglesias cuentan con vecinos que trabajan para que los oficios religiosos sean más concurridos y llegue a sus fieles el mensaje de Cristo». Sabido es que los sacerdotes, que son pocos, además de la tarea que les exige la parroquia de nuestra ciudad, deben recorrer las capillas de las distintas localidades del interior del partido, y les es imposible dar misa todos los domingos como ellos quisieran.
De todas maneras el Obispado debería poner atención a las necesidades espirituales de las comunidades, que son muchas, y lograr una mayor presencia de los sacerdotes en esas poblaciones. No se trata de una competencia de credos o iglesias, pero es evidente que la proliferación de iglesias que se observa, no sólo en Casares sino en todo el país, tiene que ver con los espacios que deja la Iglesia Católica. Los pueblitos, por pequeños que sean, tienen su templo, que por lo general es orgullo de la población y cuentan con comisiones que los mantienen y cuidan. Pero de nada vale lo arquitectónico, la importancia de su mobiliario o la riqueza de sus imágenes, sino se realiza allí una actividad religiosa constante como sus pobladores reclaman.