Desde hacía varios años un sujeto que vivía en pareja con una casasarense, y que decía ser abogado, comenzó a frecuentar distintos círculos y a hacerse conocer por ser -según decía- un hábil profesional con conexiones «arriba», que podía lograr mejores resultados que sus colegas en esta. Se hizo de amigos, concurría a peñas y poco a poco fue logrando la confianza de numerosos vecinos que necesitaban el auxilio de un profesional de la abogacía, y con engaños y promesas se convirtió en su abogado.
SUS «COLEGAS» SOSPECHABAN…
Se identificó con su verdadero nombre, Jorge Héctor Carbone, y vivía en la casa de su pareja en la calle Balcarce. Pero sus «colegas» sospechaban e incluso muchos de ellos se encargaron de averiguar si estaba matriculado en Trenque Lauquen, pero allí nadie lo conocía. Investigaron si podía estar matriculado en otros Colegios de la provincia o del país, pero el resultado fue negativo. Hicieron la denuncia ante el Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Trenque Lauquen, el que se ocupó del tema y con fecha 27 de enero de 2012 publicó en este medio un COMUNICADO en el cual ponía en conocimiento de la población que a raíz de presentaciones que se hicieran en la sede de esa entidad relativas al presunto ejercicio ilegal de la profesión por parte del mencionado Jorge Héctor Carbone, DNI 13336238, se realizó la investigación respectiva, comprobándose que no estaba matriculado como abogado en la provincia de Buenos Aires, por lo que se veía impedido de ejercer la profesión en todo el país.
Ante esos elementos probatorios dicho Colegio denunció el hecho ante la Fiscalía General Departamental a fin de que investigue la posible comisión de delitos de acción pública. Pedían que se averigüe si en realidad Carbone era abogado y de serlo si ejercía ilegalmente la profesión. Y si como decíamos antes, cometió ilícitos, pidiendo que se aplique la correspondiente sanción penal. Se lo denunció por «Usurpación de Autoridad, Títulos y Honores. Estafa».
SE VOLÓ EL AVE NEGRA
No bien se escucharon los primeros retumbos de la justicia, Carbone hizo el bolso, y de noche como un ave negra, se voló con rumbo desconocido. Aunque muy pronto volvió a las andadas, recalando esta vez en Necochea donde hizo también de las suyas. De aquí se fue sólo, como llegó, aunque con menos ínfulas.
La policía comenzó a seguirle el rastro y sabiendo que la madre de Carbone vivía en la calle Craviotto 2508 de Quilmes, comprobaron que vivía con ella y que tenía un negocio de venta de autos usados en la calle, en Ascasubi 490 de Wilde. Cuando lo detuvieron, en casa de su madre, Carbone vestía pantalón short tipo malla, remera afuera, zapatillas y medias blancas. Parecía un turista. Se entregó sin resistencia, reconociendo que de abogado no tiene nada, y que va a necesitar uno y rápido porque el cúmulo de causas da como para que lo guarden un buen tiempo.