El domingo a las 5 hs. de la madrugada aproximadamente, cuando comienza el éxodo de los jóvenes que fueron a bailar a la disco Sin City, ocurrió en ese camino un accidente de espectaculares características, chocando un automóvil aparentemente sin control contra un camión lechero que circulaba en dirección contraria. Según trascendió el conductor del automóvil, un joven de 28 años, fue con intenciones de ingresar a Sin City pero no pudo hacerlo porque a esa hora ya no lo permiten. Al volver fue cuando chocó al camión a unos 200 metros antes de llegar al CEF Nº 11, volcando sobre la banquina, resultando afortunadamente ileso. No vamos a decir ni suponer que iba a demasiada velocidad porque no lo sabemos, pero las circunstancias del accidente dicen al menos (y así lo corrobora la policía) «el conductor del auto perdió el control del vehículo». Tampoco podemos afirmar que manejara excedido de alcohol porque la policía no le realizó el dosaje alcohólico, ya que las partes convinieron, ante la falta de lesionados, no hacer denuncia policial alguna.
Esta vez fue como vulgarmente se dice «un accidente con suerte», dado que en el lugar en el que ocurrió no circulaba ninguno de los muchísimos chicos que regresan a la ciudad caminando por la banquina de esa ruta, y algunos por la calzada misma.
Hace casi un año ocurrió un accidente con menos suerte. Un automovilista, también de 28 años, atropelló y dio muerte en ese camino a dos chicos de 17 y 15 años que perdieron la vida. Ellos caminaban por el costado de la ruta y el auto los mató.
¿Nos sentaremos a esperar una nueva tragedia?. Se sabe que los fines de semana los jóvenes toman, algunos mucho y no están en condiciones de poder discernir con claridad sus acciones. Menos aún los automovilistas, lo que lleva a reflexionar que alguien, en este caso las autoridades deben tomar decisiones por ellos.
Los autos en esas horas de riesgo deben circular a paso de hombre, muy lentamente. Si hay que colocarles vallas o chicanas para que lo hagan, debe hacerse. Esta vez no ocurrió lo tan temido, pero nada indica que pueda ocurrir la semana próxima o la otra. Prevención es la palabra, y los controles de velocidad deben ser tan severos como se pueda. La historia no puede volver a repetirse.