Como se recordará, en el mes de mayo del 2012, las autoridades católicas decidieron trasladar el cuerpo del Padre Antonio Martínez de su ubicación en la capilla del cementerio municipal, y sepultar sus restos en tierra, en medio de los monumentos correspondientes a los fundadores de Carlos Casares, junto a los restos de varias monjitas que descansaban en un panteón. En su oportunidad la medida de llevar a tierra los restos del Padre Martínez causó cierta molestia y en algunos casos indignación en la feligresía católica local, por haberse tomado esa decisión sin consultarlo públicamente como muchos estimaban que hubiera correspondiedo.
De todas maneras, para satisfacción y sorpresa de todos ellos, hoy puede decirse que el Padre Antonio Martínez descansa en un hermoso lugar , adornado con una construcción llamativa por su discreta belleza, que realza la última morada de nuestro querido y recordado “Cura Gaucho».
El hecho de que se desconozca la concreción de dicha obra, permite estimar que se haya decidido inaugurar la misma en alguna fecha en especial.