Impresionante operativo ante la apertura de la bailable Sin City

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Una creciente expectativa rodeaba la apertura de la bailable Sin City, que permaneciera cerrada desde la tragedia en la que perdieron la vida los jóvenes Noelia Belén Pérez, de 17 años y Octavio A. Sayavedra, de 15, atropellados en la ruta Loewenthal por un vehículo conducido por Mauricio Cánepa.

Se suponían controles de todo tipo en materia de seguridad, pero no el impresionante operativo que incluyó a la policía, apostada con dos móviles, a Seguridad Vial con un móvil y a Guardia Urbana con otro móvil, y abundancia de efectivos e inspectores. Todos operando en la zona del cementerio, con la calzada divida con conos lumínicos y el Jefe de inspectores de la comuna en el centro de la misma dirigiéndolo todo. Los autos eran objeto de controles de todo tipo, siéndoles exigidos a sus conductores los papeles en regla, desde el carnet de conducir, pasando por el seguro, hasta la verificación técnica y otros, también controles de alcoholemia, etc. lo que hacía lento el tránsito, a tal punto que debieron extender el horario tope de entrada (2,30 hs.) hasta las 3 hs. No obstante muchos intentaron ingresar al boliche bailable pasadas las 3 hs. pero no lo lograron, por lo que debieron retirarse no sin antes protestar airadamente.

En cuanto a las infracciones fueron detectadas de todo tipo, labrándose contravenciones y multas, aunque -según lo dicho por la gente de Inspección- eso no es importante, lo que vale es que los conductores tengan todo en orden. Solo dos personas no pasaron los controles de alcoholemia.

 

LA MITAD DE CONCURRENTES

 

Unas cuatrocientas personas ingresaron a la disco, apenas la mitad o menos de las que lo hacían habitualmente, quedando demostrado que son los menores los que mueven la noche casarense. Y como los controles fueron «a cara de perro» ninguno pudo ingresar, como así tampoco pudieron hacerlo algunos automovilistas que intentaron pasar por las calles circundantes, evitando la ruta, las que se encontraban completamente anegadas por las últimas lluvias caídas.

Faltaba iluminación desde el cementerio a la bailable, algo esencial que debe ser tenido en cuenta.

 

FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS LO FILMABAN TODO

 

Desde un automóvil un cameraman registraba todo con una filmadora. Se dijo, y al parecer fue así, que dicha filmación era hecha por familiares de las víctimas, especialmente del menor Sayavedra, no se sabe con exactitud conque objeto, pero es de pensar que dicha filmación puede ser agregada a las demandas judiciales que dicha familia pueda presentar. Alguien tuvo intención de censurar tal trabajo, pero atento a que provenía de personas que habían sufrido una terrible pérdida decidieron no hacerlo. Por otra parte el filmar desde exteriores sin vulnerar propiedad alguna se supone que escapa a toda prohibición.

 

A PESAR DEL COLECTIVO ALGUNOS FUERON O VOLVIERON A PIE

 

Tal como informáramos en edición anterior la bailable Sin City puso un colectivo que realizaba el recorrido periódicamente de ida y vuelta. Salía de la confitería del centro en Avda. San Martín y Alte. Brown. Fueron muchos, pero aún así, otros lo hicieron por la ruta, ya que las banquinas estaban sumamente barrosas. En realidad hay que decir que algunos de los que volvieron a pie o lo hicieron en el colectivo o en remises dejaron sus autos estacionados en las inmediaciones para sortear el examen de alcoholemia. Es correcto, así debe hacerse.

 

LO QUE TODOS SE PREGUNTAN

 

Visto semejante operativo, todos se preguntan si en días sucesivos, cada vez que abra la bailable, se repetirán de igual manera, con el mismo celo. Es evidente que se ha llegado a tal solución dado que construir la senda peatonal, iluminar todo esa zona y realizar algunas obras complementarias puede llegar a llevar demasiado tiempo. Cabe preguntarse si con el tiempo la vigilancia y los controles no se relajarán, y el riesgo a nuevos accidentes permanezca latente. El tema es grosso, la solución encontrada ha sido al parecer satisfactoria, pero existen dudas respecto a su continuidad.

Volvemos a repetirlo: «Y los menores qué?». Por el momento no se vislumbran soluciones para ellos, y es sabido que habrá que darlas porque de lo contrario se multiplicarán las fiestas particulares, y reuniones no deseadas donde el control de los padres y de la sociedad sean nulos.

 

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