Si se debe reconocer una preocupación primordial en el gobierno comunal, ésta tiene que ver con el tema salud. Es innegable que una de las prioridades de la actual administración es el dotar al sistema de salud de la mejor tecnología, acorde a los continuos adelantos en la materia. Día a día se puede observar la renovación de la aparatología, la mejora constante en los servicios, la ampliación y renovación del material rodante (ambulancias), importante inversión en infraestructura y el afán de incorporar nuevas especialidades y servicios, a fin de satisfacer las necesidades y evitar derivaciones que antes eran corrientes. Todo eso sumado a campañas de prevención, fundamentales en un proyecto integral destinado a salvaguardar la salud de la población. Carlos Casares invierte mucho en salud.
Tal vez toda esa preocupación e incuestionables logros no vayan de la mano con algunas falencias que tienen que ver con la capacidad e idoneidad de algunos profesionales médicos (una minoría), que han merecido y merecen críticas de los pacientes, las que si bien no se hacen públicas, salvo excepciones, este silencio cómplice tiene que ver con los temores lógicos por las consecuencias que pueden acarrear el realizar denuncias de esa naturaleza.
Por otro lado un espíritu de cuerpo monolítico contribuye a que se haga más difícil el sacar a la luz procederes incorrectos, mala praxis o actitudes reñidas con la ética médica, tan frecuentes cuando tocan costados económicos, que pese a advertencias emanadas desde el poder político no se ha logrado nunca el poder revertirlas.
La salud encierra un todo, de ello una parte muestra logros importantes que si se sumaran a una medicina de excelencia harán de nuestro sistema de salud un ejemplo en la región. No hay que bajar los brazos, y con la misma constancia y ahínco que se pone en modernizar el sistema, debe lograrse un cuerpo de profesionales acorde a las herramientas que se ponen a su disposición.