Si hay algo en lo que a este gobierno no se lo puede cuestionar, es la condena a los crímenes de lesa humanidad en la última dictadura militar, por eso es importante tener memoria, aunque esta no remita solo a esa nefasta etapa; es bueno ejercitarla para recordar que la violencia política había comenzado antes, por ejemplo: los condenables crímenes del terrorismo y aún, cosa que muchos no recuerdan, los fusilamientos de José León Suárez, en el 56 o el atroz atentado contra indefensos ciudadanos perpetrado por aviones de la marina sublevados el 16 de junio de 1955, contra un gobierno elegido por el pueblo y que dejara un saldo de más de 300 muertos.
Pero focalicemos la cuestión en el período 75 – 83. Y por qué digo 75? Porque aún en democracia, grupos terroristas como la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), CNU (Concentración Nacional Universitaria), y el CdeO (Comando de Organización) tuvieron el respaldo del gobierno de Isabel y su ministro López Rega para amenazar, perseguir, asesinar y desaparecer militantes políticos y populares, periodistas y representantes de la cultura que en muchos casos debieron exiliarse para sobrevivir.
Claro que el 24 de marzo de 1976 con el apoyo de no pocos civiles, la Junta Militar genocida asaltó el poder, práctica que la institución ya conocía, iniciándose el período más luctuoso de la vida del país, con un saldo de 30 mil desaparecidos, entre los que se incluyen 500 niños, que gracias a la eximia labor de organismos de derechos humano y madres y abuelas de plaza de Mayo se han recuperado más de 100.
Hace pocos días, en un medio español, leí las declaraciones del genocida Videla y mi estupor se acrecentaba a medida que iba justificando su accionar durante el Terrorismo de Estado y culpando a los Kirchner de la situación actual de él y sus cómplices. Un espanto!.
Pero el ejercicio de la memoria nos permite recordar el valiente juicio a la junta del gobierno de Alfonsín, las claudicantes Leyes de Obediencia Debida y Punto Final (gobierno de Alfonsín) y el cobarde Indulto (gobierno de Menem) es la misma memoria que nos trae la imagen de Néstor Kirchner en el colegio militar cuando le dio la orden a un alto jefe para bajar el cuadro con la foto de Videla y aquel glorioso “PROCEDA” que caló muy profundo en quienes, sedientos de justicia, esperábamos un golpe de timón en el tratamiento de este tema y hoy vemos con orgullo que nuestro país se ha convertido en un ejemplo a seguir, merced a una política valiente en materia de derechos humanos y condena a los crímenes de lesa humanidad.
Sigamos ejercitando la memoria, como dice la canción de León Gieco, y sigamos bregando por la verdad y la justicia.