Muchas han sido las donaciones que beneméritos ciudadanos de nuestra comunidad realizaron para el crecimiento de nuestras instituciones, todas ellas embuidas de un sentimiento de solidaridad y generosidad hacia sus vecinos. Una de ellas, la que ahora nos ocupa, realizada por los hermanos Maya Zubeldía, hijos del fundador de Carlos Casares, Don Domingo Maya y de doña Florentina Zubeldía, consistió en una parcela de terreno lindante al Hospital Municipal, «con destino permanente y exclusivo a las construcciones actuales, futuras ampliaciones y usos generales del Hospital Carlos Casares». La realizaron en homenaje a sus padres, de acuerdo a la escritura fechada el 29 de enero de 1927, hace de esto 86 años.
En todo ese lapso dichos terrenos permanecieron yermos, sin que nada se hiciera sobre ellos, abandonados si se quiere, ya que si bien el Hospital Municipal fue ampliado en varias oportunidades, no fue necesario su uso.
Imposible preguntarle hoy a los donantes cual fue en realidad la filosofía de su donación. Ellos ya no están, sólo se conoce que su espíritu solidario era amplio y generoso, que en verdad solo aspiraban a que una institución como el Hospital de Carlos Casares pudiera crecer y brindarse a la comunidad. Queda por lo tanto interpretar judicialmente sus intenciones, lo que convierte los alcances de dicha donación en materia de discusión.
Para las actuales autoridades del municipio, la venta de esos terrenos permitirá, ahora, en tiempo real, cumplir con el deseo de los donantes, ya que permitirá realizar obras en el Hospital Municipal, las que si bien no se planificarán en el ámbito de esos terrenos, el producido de la venta de estos las hará posible. «Son obras importantes, fundamentales como el caso del traslado del Centro Materno y la instalación del Servicio Municipal de Nefrología al ámbito del hospital. Así el deseo de los hijos del fundador de nuestro pueblo se verá cristalizado», nos decía uno de los funcionarios comunales que impulsaba la idea.
Por su parte sectores de la oposición política local estimarían que la venta de esos terrenos vulneraría el objetivo de la donación. Que de esa manera se estaría traicionando la voluntad y el deseo de los donantes.
Quizás haciendo abstracción de una y otra posición, sería importante discutir, no la cuestión legal, que puede ser materia opinable, sino los beneficios que el destino que se pretende darle a la donación, pueden causarle al Hospital Municipal y por ende a la comunidad de Carlos Casares.
No será la primera vez que partes antagónicas por sumergirse en una estéril batalla judicial, pierden la oportunidad de lograr acuerdos, discutir posibilidades y llegar a mejores soluciones.
Pero estamos en tiempos electorales, lo que hace muy difícil un tratamiento ecuánime y equilibrado del tema. Apetencias políticas, oportunismos, mezquindades, no permiten evaluar en profundidad decisiones o proyectos que comprometen el futuro de Carlos Casares.
Con acierto se ha resuelto frizar su tratamiento hasta después de las elecciones, cuando ya las especulaciones políticas y la lucha por el voto no nublen el razonamiento inteligente que hace falta para el tratamiento de los temas importantes.