El candidato que ganó fue menos votado que cuando perdió hace dos años.
¿Cuál fue el mensaje que dejó el resultado de las elecciones primarias abiertas celebradas días pasados?. Varias y muy distintas pueden ser las interpretaciones, pero lo que no se puede soslayar es que no se eligió nada nuevo, no se pretendió un cambio por algo novedoso y superador, simplemente ganó con menos votos el mismo candidato que perdió hace dos años. El que penalizaron restándole la posibilidad de continuar al frente de la comuna, señalando precisamente con su voto que aspiraban a un cambio. Son las rarezas de la política.
El principal opositor en su campaña señaló errores, planteó dudas, criticó con dureza políticas de gobierno que a su juicio son desacertadas. Fustigó sin piedad la gestión del Esc. Torchio, pero no formuló propuestas, no habló de proyectos, a lo sumo avisó con proféticas frases que lo que pasó iba a pasar. ¿Tenían la bola de cristal?, no, olfateaban el descontento que luego mostraron las urnas. El triunfalismo de los que gobiernan les quitó ese sentido fundamental que deben tener los políticos. El olfato. Pero tampoco la principal oposición logró atraer el interés del electorado. Los votaron menos aún a pesar de que iban aliados a la UCR.
Los votos que impidieron el triunfo del oficialismo y que no favorecieron al Frente Progresista (GEN-UCR) se acovacharon en las propuestas de Caprioli y Zabala. ¿Seguirán allí en octubre o apostarán a ganador engrosando los resultados de los dos partidos mayoritarios?.
En el reducto de los perdedores hubo mucha bronca, mucho pase de facturas, también abundancia de interpretaciones, cargos a unos y a otros, culpas repartidas y poca autocrítica. Tampoco nada demasiado claro, tal vez lo más claro tenga que ver con la crítica al olvido y ausencia de los valores fundamentales que hacen a la esencia netamente popular del peronismo, cimentado en la ayuda social, la militancia y el respeto por las clases más oprimidas.
Es cierto que no se está ante una justa electoral fundamental, sino ante una elección de medio término en la que los votantes cuando penalizan no lo hacen necesariamente para el cambio, sino para que se corrijan errores y se rectifiquen políticas. De todas maneras la convocatoria del domingo 11 fue tan sólo una previa, el 27 de octubre se sabrá si se consolidan las posiciones, lo que de ser así obligará al oficialismo gobernante a modificar sus políticas y volcar mayores esfuerzos en los que menos tienen y más necesitan. Digamos que ese es el principal caudal del peronismo.
En las PASO quedó explicitado un descontento generalizado contra el gobierno nacional, habida cuenta de que perdió la mitad de sus votantes, lo que necesariamente afectó a los gobiernos provinciales y comunales de su mismo color político. Es un dato a tener en cuenta, una carga negativa muy difícil de contrarrestar.