El lunes, pasadas las 18 hs. se produjo un grave accidente en la esquina de las calles Falucho y Moreno, frente al barrio Mercante, oportunidad en que colisionaron un camión tolva IVECO blanco Pte. FFV-279, propiedad de la sociedad El Ceibo, conducido por Juan Alejandro Ruiz (37), y un cuatriciclo Yamaha 350 cc. color rojo y blanco, tripulado por dos menores de 14 años, su conductor de apellido Fons, que llevaba casco y como acompañante Milagros Bonilla, que fue la que llevó la peor parte. Es de destacar que la menor accidentada es hija de la conocida vecina de esta ciudad Gladys Ilardo.
LA ARRASTRÓ CON SUS RUEDAS
El cuatri impactó violentamente contra el lateral trasero del camión, proyectándose la menor contra el mismo, siendo una de sus piernas arrastrada y semiaplastada por las ruedas del transporte. El asfalto quedó pintado en sangre con una franja de varios metros, que documentan la forma en que la menor fue arrastrada. A un lado quedó el casco blanco del conductor, el que afortunadamente resultó ileso.
IMPRESIONANTES LESIONES EN UN MUSLO
Conducida de inmediato al hospital, consideradas las graves lesiones que presentaba en el muslo de su pierna derecha, fractura de rótula y de cadera, como así también serios daños en la masa muscular y otros, se le practicó de inmediato una toilette de la profunda herida, que además presentaba un desgarramiento de los tejidos y las fracturas detalladas. Se le realizó un tratamiento de limpieza y estético, y si bien fue internada en la sala de terapia, se encuentra estable. De todas maneras al momento de escribir estas líneas se estaba tratando de conseguir un establecimiento pediátrico (la chica tiene nada más que 14 años) para realizarce un mayor control en su tratamiento. Es de destacar -así lo hacía notar un profesional consultado- el notable y ponderable trabajo realizado por el cirujano Dr. Darío Ordinas.
LAS SECUELAS DE ACCIDENTES QUE NO PARA
Queda por analizar el tema de las motos y cuatriciclos y la secuela de accidentes no se detiene. También la responsabilidad de los padres al permitir que adolescentes-niños conduzcan esos vehículos, y con frecuencia a gran velocidad y con demostrada imprudencia. Tal vez ahora se lo cuestionen, pero si hubiera sido antes, accidentes como el que hacemos referencia no hubieran ocurrido.